Desperté. A duras penas me puse de pie para dirigirme al baño y abrir la regadera.
... En cuestión de segundos el agua tomó la temperatura perfecta. Deje caer mi ropa en el piso y entre para que juntos el agua y el jabón se llevaran cualquier rastro de tristeza.
... En cuestión de segundos el agua tomó la temperatura perfecta. Deje caer mi ropa en el piso y entre para que juntos el agua y el jabón se llevaran cualquier rastro de tristeza.
Salí después de algunos minutos, y envolví mi cuerpo en una toalla blanca.
Me puse uno de mis caros vestidos y mis hermosos tacones...ustedes dirán “¿tacones y vestido para ir a la escuela?” ¡Sí! ¿Por qué? porque los amo y definitivamente van con mi estilo y no querrán ver a la chica más popular de la universidad con ropa de vagabundo ¿verdad?, definitivamente “No”
Hoy más que nunca tenía que ir arreglada. José y yo habíamos terminado, así que no podía haber en mi rastro alguno de debilidad. Al contrario, debía demostrar que todo seguía siendo más que perfecto.
Deje mi cabello suelto, permitiendo que ligeras curvas se formaran en el. Puse levemente maquillaje, delineé mis ojos con lápiz negro, mascára para pestañas y solo un poco de brillo labial, sobre mis delgados y bien definidos labios.
Tome mi bolsa, la cual traía algunos libros. Ya que la mayoría estaban en mi casillero.
Baje las escaleras. Mi madre estaba en la sala. La mesa de centro como siempre estaba llena de papeles, su laptop y sus tres teléfonos celulares. Sin duda alguna ella era una mujer muy ocupada.
—Me voy…— le avise antes de salir
—Que te vaya bien—me contestó
Hace dos meses que no conducía. José siempre iba por mi y me llevaba a la escuela. Saliendo de la universidad nos regresábamos juntos y cualquier cosa que necesitaba la hacía José.
Llegué al campus y estacione mi auto. Me gustaba llegar algo tarde y así lograr capturar la atención de todas y todos. Obviamente, no era algo difícil de lograr.
Baje y todas las miradas se posaron en mí. Las de las mujeres eran despectivas al contrario de las de los hombres que sólo indicaban deseo.
Sólo que esta vez todos murmuraban cosas entre ellos. Seguro sería la ausencia de ‘José’ a mi lado abrazándome por la cintura y cargando mi bolsa.
Los ignore y seguí caminando lentamente agitando mis caderas suavemente en un ritmo único.[Algo asi como Ruby LoL]
- ¡Rayos!- pensé molesta – ¡Donde demonios esta Ignazio! No lograba verlo. Y realmente lo necesitaba.
Llegue a mi casillero. Saque mi celular y comencé a presionar botones, escribiendo un mensaje para Ignazio.
— ¿Por qué tan acelerada?— una voz burlona casi hace que el celular caiga de mis manos.
— ¡Dónde estabas!— le contesté alterada
— ¿En mi casa?— contestó extrañado
— No me dejes sola…— le dije seriamente
—Ves…Zulemita necesitas unas amigas— se burló
—Bien sabes que Zulemita y amigas… no van juntas en la misma oración, a menos que lleve un ‘no necesita’ en medio— comenzámos a caminar hacia el salón.
Las clases transcurrieron rápido, debido a mi ansiedad por que diera la hora del receso y hacer que José se arrepintiera de haberme dejado.
Finalmente el estruendoso timbre nos libero del maestro de álgebra. Espere a Ignazio.
Ya acompañada por este, caminamos hacia la cafetería. Acomode mi cabello antes de entrar y escuche una carcajada de Ignazio.
—Ves lo que te digo… el tiene toda la razón mujer— lo fulmine con la mirada y empuje las puertas de la cafetería para entrar.
—Adiós linda…
—Preciosa…
Halagos de ese tipo acompañados de leves silvidos y besos tronados se escuchaban al momento en que yo pasaba entre las mesas. Ya se habían enterado. Ya que estando con José absolutamente nadie se atrevía a abrir la boca,
Como amaba esta atención. Todos desde los deportistas hasta los inadaptados volteaban a verme. A excepción de un alguien…que llamó mi atención por un momento..
— ¿Dónde demonios esta José?— pregunté en un susurro sólo audible para Ignazio y para mi
—Disfrutando de su libertad- me contestó
—Sabes, creí que eras mi amigo— le dije seriamente
—Oh vamos, sabes que es juego— contestó riendo
Platicábamos de tonterías, como era común en nosotros. Pero aún asi no podía evitar pensar en donde rayos estaba José.
— ¡Hey!— se escucharon cuatro voces al unisonó. Los amigos de Ignazio.
—Nos abandonaste Ignazio — le reclamó uno mientras todos se sentaban en la mesa
—Lo siento, mi amiga necesita apoyo— les contestó y lo fulmine con la mirada
—Oye… es cierto— dijo un rubio —¿Tu y José terminaron verdad?…— todos en la mesa me miraban atentos — ¿Qué te parece si tu y yo?
—Carlos… Ni lo pienses sí— lo interrumpió Ignazio y le agradecí con una sonrisa
No me molestaba la presencia de todos en la mesa, de hecho era divertido. Lo que me molestaba era la ausencia de mi ex novio.
Ya estábamos todos más metidos en la plática, cuando uno de los amigos de Ignazio emitió un “Oh noooooooo” [me lo robo lol] mientras miraba hacia la puerta de la cafetería.
Todos volteemos a verlo a él, para luego seguir la dirección de su mirada y encontrarnos con...................
Me puse uno de mis caros vestidos y mis hermosos tacones...ustedes dirán “¿tacones y vestido para ir a la escuela?” ¡Sí! ¿Por qué? porque los amo y definitivamente van con mi estilo y no querrán ver a la chica más popular de la universidad con ropa de vagabundo ¿verdad?, definitivamente “No”
Hoy más que nunca tenía que ir arreglada. José y yo habíamos terminado, así que no podía haber en mi rastro alguno de debilidad. Al contrario, debía demostrar que todo seguía siendo más que perfecto.
Deje mi cabello suelto, permitiendo que ligeras curvas se formaran en el. Puse levemente maquillaje, delineé mis ojos con lápiz negro, mascára para pestañas y solo un poco de brillo labial, sobre mis delgados y bien definidos labios.
Tome mi bolsa, la cual traía algunos libros. Ya que la mayoría estaban en mi casillero.
Baje las escaleras. Mi madre estaba en la sala. La mesa de centro como siempre estaba llena de papeles, su laptop y sus tres teléfonos celulares. Sin duda alguna ella era una mujer muy ocupada.
—Me voy…— le avise antes de salir
—Que te vaya bien—me contestó
Hace dos meses que no conducía. José siempre iba por mi y me llevaba a la escuela. Saliendo de la universidad nos regresábamos juntos y cualquier cosa que necesitaba la hacía José.
Llegué al campus y estacione mi auto. Me gustaba llegar algo tarde y así lograr capturar la atención de todas y todos. Obviamente, no era algo difícil de lograr.
Baje y todas las miradas se posaron en mí. Las de las mujeres eran despectivas al contrario de las de los hombres que sólo indicaban deseo.
Sólo que esta vez todos murmuraban cosas entre ellos. Seguro sería la ausencia de ‘José’ a mi lado abrazándome por la cintura y cargando mi bolsa.
Los ignore y seguí caminando lentamente agitando mis caderas suavemente en un ritmo único.[Algo asi como Ruby LoL]
- ¡Rayos!- pensé molesta – ¡Donde demonios esta Ignazio! No lograba verlo. Y realmente lo necesitaba.
Llegue a mi casillero. Saque mi celular y comencé a presionar botones, escribiendo un mensaje para Ignazio.
— ¿Por qué tan acelerada?— una voz burlona casi hace que el celular caiga de mis manos.
— ¡Dónde estabas!— le contesté alterada
— ¿En mi casa?— contestó extrañado
— No me dejes sola…— le dije seriamente
—Ves…Zulemita necesitas unas amigas— se burló
—Bien sabes que Zulemita y amigas… no van juntas en la misma oración, a menos que lleve un ‘no necesita’ en medio— comenzámos a caminar hacia el salón.
Las clases transcurrieron rápido, debido a mi ansiedad por que diera la hora del receso y hacer que José se arrepintiera de haberme dejado.
Finalmente el estruendoso timbre nos libero del maestro de álgebra. Espere a Ignazio.
Ya acompañada por este, caminamos hacia la cafetería. Acomode mi cabello antes de entrar y escuche una carcajada de Ignazio.
—Ves lo que te digo… el tiene toda la razón mujer— lo fulmine con la mirada y empuje las puertas de la cafetería para entrar.
—Adiós linda…
—Preciosa…
Halagos de ese tipo acompañados de leves silvidos y besos tronados se escuchaban al momento en que yo pasaba entre las mesas. Ya se habían enterado. Ya que estando con José absolutamente nadie se atrevía a abrir la boca,
Como amaba esta atención. Todos desde los deportistas hasta los inadaptados volteaban a verme. A excepción de un alguien…que llamó mi atención por un momento..
— ¿Dónde demonios esta José?— pregunté en un susurro sólo audible para Ignazio y para mi
—Disfrutando de su libertad- me contestó
—Sabes, creí que eras mi amigo— le dije seriamente
—Oh vamos, sabes que es juego— contestó riendo
Platicábamos de tonterías, como era común en nosotros. Pero aún asi no podía evitar pensar en donde rayos estaba José.
— ¡Hey!— se escucharon cuatro voces al unisonó. Los amigos de Ignazio.
—Nos abandonaste Ignazio — le reclamó uno mientras todos se sentaban en la mesa
—Lo siento, mi amiga necesita apoyo— les contestó y lo fulmine con la mirada
—Oye… es cierto— dijo un rubio —¿Tu y José terminaron verdad?…— todos en la mesa me miraban atentos — ¿Qué te parece si tu y yo?
—Carlos… Ni lo pienses sí— lo interrumpió Ignazio y le agradecí con una sonrisa
No me molestaba la presencia de todos en la mesa, de hecho era divertido. Lo que me molestaba era la ausencia de mi ex novio.
Ya estábamos todos más metidos en la plática, cuando uno de los amigos de Ignazio emitió un “Oh noooooooo” [me lo robo lol] mientras miraba hacia la puerta de la cafetería.
Todos volteemos a verlo a él, para luego seguir la dirección de su mirada y encontrarnos con...................
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