Caminé hasta mi auto sin voltear atrás, tenía que aceptarlo me moría por saber acerca de lo que José quería hablar conmigo, aunque era más que obvio sobre que quería “hablar”. Yo me sentí hasta cierto punto halagada, había tenido frente a mi a los dos hombres del momento, enojados pero al fin ahí frente a mi. Decidí que era mejor dejar a José así y quedarme con la duda de lo que quería decir yo también —pero ¿valdrá la pena quedarse con la duda?― pensé.
― Imagino que sí yo se que llegará el día en que regrése rogándome que vuelva con él y para eso, Gianluca me ayudará enormemente— me respondí a mi misma.
En ese momento vi a Laz y me acerque a él
—Oye, muchísimas gracias por ser todo un caballero y ayudarme a recoger todo lo que se me cayó al piso Laz— le dije amablemente.
—No es nada— me contestó bastante desánimado.
—Claro que sí fuiste todo un caballero no me lo esperaba de ti Laz— Laz era un chico bastante popular y usualmente siempre estaba de muy buen humor haciendo bromas y atendiendo chicas con las cuales no era muy caballeroso que digamos. Aunque en ese momento me preocupaba verlo de tan poco humor decidí no comentarle lo que había notado en él.
—Como dije antes no es nada Zule aunque si que me expuse a los gritos de esos dos locos por los que mueres amiga— rió.
—¡Es cierto! siento que hayas tenido que pasar por eso y por mi culpa— me disculpé en nombre de los dos higaditos que le habían gritado “Laaaaaargate” minutos antes.
—No te preocupes Zule, tengo peores cosas en las que pensar por ahora, que en esos dos tipos tan desagradables, deberias ver para otro lado tal vez en alguien como yo— me dijo, obviamente bromeando.
—Hay Laz — reí —No sé por lo que estes pasando pero sea lo que sea se que eres fuerte y saldrás adelante, si un día me quieres contar podemos tomarnos un café y platicar— añadí
—Claro me encantaría muchas gracias por preocuparte Zulema—
—A mi también me encantaría platicarte unas cosas— quise seguir la platica.
—Perfecto entonces un día de estos nos ponemos de acuerdo— Finalizó. Nos dimos un abrazo de despedida y cada quien partio a casa por su lado.
Me marché a casa pensando en el día tan pesado que había tenido. Cuando llegue subí a mi recamara y me tire en la cama sintiendo una profunda tristeza y ni si quiera me dí cuenta de cómo ni cuando me quede dormida.
Al otro día me desperté ya con mas ánimos, el dolor en mis piernas ya no era tan intenso como el del día anterior, asi que ahora si dije “Glamour ven a mi” Uno de mis hermosos vestidos color verde y mis preciados tacones serian el atuendo del día.
Deje mi cabello como siempre, suelto con sus comunes ondas.
Con suma seguridad caminaba por los pasillos, atrayendo miradas al por mayor. Adoraba tanto eso.
Localizé a Gianluca, sácaba libros de su casillero.
-Debería de ser contra la ley que use ese tipo de pantalones- pensé debido a la masacre de hormonas que causaba en mi interior.
Aunado a la camiseta roja en cuello 'v' que portaba, creaba una revolución en mí y con un gran trabajo me acerqué a él.
— ¿Y bien Ammmm... que decidiste eh?— le susurré en el oído por detrás, haciéndolo voltear bruscamente
— Primero... ¡Aléjate!— me hizo a un lado —Y segundo ¿Por qué me dices Am?— preguntó sin entender
—Am... pueeeeeeeeeeeees ¡Por Amargado!— solté una carcajada
—Mira...— dijo con fastidio
—Ya es bastante difícil tener que soportarte, asi que guardate tus estúpidas bromas— cerró de un fuerte golpe su casillero.
—Trátare— le dije sonriente mientras observaba su cara en shock.
Si Ignazio pensaba que yo me había topado con la horma de mi zapato yo pensaba que más bien Gianluca había encontrado a alguien que por fin lo iba a poner en su lugar.
— ¿Entonces?— pregunté caminando detrás de él con ligeros pasos
— ¿Tu casa o mi casa?
—Tendrá que ser en la mía— dijo de mala gana sin voltear a verme.
—Perfecto— canturreé y entre a mi siguiente clase.
Las clases pasaron muy rápido, como siempre Ignazio me ayudaba a distraerme y hacerme un poco más divertidas las horas. Claro ahora en compañia de Bella porque ahora eran inseparables, pero aún así Ignazio no me abandonaba y eso me gustaba. Y yo ya no tenía celos de Bella porque sabía que eran amores diferentes a ella la amaba con el gran amor con el cuál se quiere a una mujer y a mi como a su amiga de toda la vida.
Estábamos comiendo en la cafetería ...
— ¿De verdad te llevará a su casa?— preguntó Ignazio
—Sí, solo para hacer la inútil guía de física— le expliqué
—El chico sigue resistiéndose a mis encantos— Los tres reímos
—Te lo dije. — Sonrió victorioso —Es mejor que te rindas Zule
—Mira Ignazio... en cuanto menos te lo esperes— lo señalé
—Lo voy a traer tras de mí— sonreí y el sonrió conmigo también.
—Estoy segura de que lo harás, lo único que me pregunto es ¿Que pasará contigo en el intento Zule?— ¿De verdad no te agrada ni tantito?— concluyó Bella.
—Es muy atractivo pero es bastante pesado y yo nunca podría amar a un tipo así— contesté con toda seriedad y regresámos para tomar la última clase.
Yo fuí de las ultimas en salir. Reuní pacientemente todas mis cosas. La verdad no tenía prisa alguna, quería hacer mucho tiempo además con suerte y haría enojar a Gianluca.
Deje la mayoría de mis libros en el casillero, afortunadamente no había tanta tarea, sólo unos cuantos problemas de matemáticas y algunos resúmenes. Caminaba hacia la salida del edificio y no lograba ver a Gianluca.
—Más te vale que no te hayas ido Gianluca...— pensé mientras lo buscaba en el campus.
—Tú no te preocupes ¡eh! que tenemos todo el día— una sarcástica voz que provenía de mis espaldas me sacó de mis pensamientos
—Te estaba buscando— le dije sonriente
—Si, como sea— rodó los ojos y comenzó a caminar —Sígueme— me indíco mientras se subía a su motocicleta.
—¡Dios mío! lo que tiene de amargado, lo tiene de sexy— pensé mientras lo veía. Sacudí levemente mi cabeza, para salir de mis pensamientos.
—S...Si— contesté y caminé hacia mi auto, lancé mi bolsa en el asiento trasero. No fue muy largo el trayecto, solo tenía algo de dificultad al tratar de seguir la alta velocidad de Gianluca y él se desesperaba al tener que reducir la velocidad para que yo no me perdiera.
De pronto Gianluca se subió a la acera, estacionando su motocicleta ahí, aunque no parecía una casa, seguramente sería su trabajo. Me estacione y baje no muy segura.
—Espérame— me dijo antes de entrar a una enorme tienda de música. De todas formas no hice caso y entre detrás de él.
— ¡Gianluca!— un rubio detrás del mostrador le saludo al mismo tiempo que estrechaban fuertemente sus manos
— ¡Wow! ¿Y tú eres?— le sacó la vuelta a Gianluca acercándose hacia mí.
Yo le sonreí y extendí mi mano para saludarle cuando de repente..
—Nadie, no es nadie— Gianluca lo tomó del cuello de la camisa y lo regresó al mostrador. —Concéntrate en tu trabajo— le ordenó.
— ¡Gianluca, hermoso qué bueno que veniste!— Era Zophia la chica casi rubia, que bajaba las escaleras con ambas manos ocupadas por dos cajas
—Llamo Dan......— se detuvo y su mirada se quedo fija en mi, analizándome de pies a cabeza. Su cabello entre rubio y castaño claro se encontraba levemente desordenado, llevaba unos jeans desgastados y unos converse pero ¿Cómo se atrevía a traerme con su novia?
— ¿Que dijo Dan?— preguntó Gianluca con cara de desespero
—Que... que no podría pasar por Adriana ni por el pequeño— dejo las cajas en el piso
—Pero... ¿por qué?— el desespero, aumentaba.
—Su auto...— dijo haciendo una seña con sus manos como de una explosión y junto con el rubio rieron.
—No puede ser— dijo mirando el reloj en su mano
—¡Adriana me va a matar!— dijo caminando rápidamente hacia la puerta —Espérame aquí— me indicó.
—Si, aquí espéralo— sonrió el rubio cuyo nombre desconocía, mientras que era aniquilado con la mirada por la rubia.
— Gianluca pero...— hable y regreso
—Nooooooooooo— tomo su cabello entre sus manos
—No puedo ir en la motocicleta por ella— regresó al mostrador. Al parecer le importaba mucho lo que pensará Adrianita acerca de su motocicleta pero que le pasaba a Gianlucca yo estaba ahí, la novia estaba ahí y la tal 'Adriana' era muy importante ¿también?, seguramente que ella también sería un tipo de conquista. ¡En que tipo me había fijado por dios!
Y Zophia ¿cómo podía soportar que su novio fuera por alguien más? si fuera de mi propiedad lo mataba a besos antes de dejarlo ir por alguien más pero en fin no era mi asunto seguramente tenían un free y por eso Zophia ni pio decía.
—Dame tu auto— le dijo al chico quien asintió con la cabeza y se agachó.
—Aquí tienes— sacó sonriente una patineta
—¡Mike!— le dijo fulminantemente.
—Lo siento Gianluca, en esto vine— sonrió Mike.
— ¿Zophie?— se dirijo a la chica
—Hoy caminé hermoso— le dijo sonriente y subiendo los hombros.
— ¿Pero qué......? ¡Si siempre está lleno el estacionamiento por sus autos!— dijo alterado.
Me daban ganas de dejarlo que sufriera pero por su cara me di cuenta que en verdad estaba desesperado asi que muy a mi pesar, sólo me limité a agitar las llaves de mi lujoso auto.
Se dió la media vuelta para verme y le sonreí. Acorto nuestra distancia con aproximadamente cinco pasos.
—Nunca en la vida te pediría algo a ti— susurró en mi oído para después salir de la tienda.
Le gustaba sufrir ¿no? pero aún así salí detrás de él, después de escuchar un 'Nos vemos' del tal Mike.
Le dije adios a Mike con la mano derecha y alcancé a Gianlucca
—Sabes...— le dije por la espalda, gracias a la altura de los zapatos, alcanzaba con precisión su oído
—Tu no me estás pidiendo nada—
—Como si lo hiciera no te quiero deber nada—
—Hieres mis sentimientos— lo rodeé poniéndome frente a él.
— ¿Enserio?— levantó una de sus naturalmente bien definidas cejas. Acortaba lentamente la distancia entre ambos. Mientras dejaba mis llaves en una de las bolsas de su chaqueta.
—No— solté una carcajada y me di la media vuelta y camine hacia mi auto. Solo que esta vez subí al lado del copiloto.
Espere unos momentos deseando con ansía que de verdad aceptára mi ayuda porque de verdad la necesitaba.
De repente lo ví subir muy a fuerzas a mi auto y sonreí
—Al parecer si aceptaste mi ayuda...— dije sonriente cuando Gianluca se sentó en asiento del conductor del auto.
—No, solo subí y tomé tu auto— aclaró
— ¿Entonces viene siendo un robo?— pregunte mientras miraba su perfecto perfil.
—¡Exacto!— afirmó
—Te demandaré entonces— dije
—Añade el cargo de secuestro también si así lo deseas— dijo y los dos carcajéamos.
— ¿Gianluca....Y quién es Adriana?— me aventure a preguntar. —
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