Entré y la casa parecía aún más grande por dentro que por fuera.
La verdad no me extrañaría que al igual que Adriana y Marko, sus padres serían un mismísimo dulce de leche.
Lo que me seguiría extrañando sin duda alguna sería Gianluca y su notoria amargura.
—Adriana, Marko— los llamó ya que corrían por la escalera —¡Quiero que hagan sus tarea ahora!— indicó seriamente, no en el grosero tono que usaba conmigo obviamente pero si algo serío.
—Estaré aquí abajo por si ocupan ayuda— a pesar de su ruda forma de hablar, me mataba de ternura.
Ambos Adriana y Marko asintieron con la cabeza y subieron las escaleras, Adriana agitaba su mano con una enorme sonrisa como diciéndome adiós. Le devolví el gesto. Me giré hacia Gianluca y le sonreí.
—Parece que a tu hermana le agrado a pesar de ser plástica y hueca— dije y solté una carcajada.
—Sí pero sólo porque le recuerdas a sus muñecas, ni te emociones— dijo riendo mientras caminaba hacia la que supuse sería la sala.
Caminé detrás de él hasta que llegamos a la sala, dejo su mochila en uno de los enormes sillones negros de piel, me senté y puse mi bolsa en mis piernas, sacó el enorme paquete de hojas y lo dejo caer en la mesa de cristal del centro de la sala.
—Ya vuelvo— dijo y salió por donde habíamos venido.
Me acerqué a la mesa y tome la guía, tomé de mi bolsa un lápiz mecánico para poder contestar mientras Gianluca volvía.
Las preguntas para mi eran fáciles, así que comencé con la primera hoja, rápido la termine y la segunda hoja igual.
Gianluca paso por el umbral de la puerta en su brazo derecho cargaba un par de libros y con la mano derecha tomaba un ¿cigarrillo?
Llevó este a su boca y succiono de este.
—Ten— dijo entregándome los libros para después exhalar el humo. Yo sólo lo miraba incrédula.
—¡Vives con tus hermanos!— me puse de pie y camine hacia el — ¿Y fumas dentro de la casa qué ejemplo es el que les quieres dar Gianluca?
—No es algo que te incumba— volvió a llevar a su boca el adictivo cigarrillo, para después lanzarme el humo en la cara.
— Gianluca Ginoble…—dije seriamente
—Si tu eres un amargado y quieres acortar tu vida con eso…— le arrebate el cigarro de las manos .
— no te lleves entre las patas a tus hermanos— tire el cigarrillo al piso blanco de marmól y lo apague con la suela de mi zapato. Después lo levante con la intención de tirarlo a la basura y mientras buscaba un bote de basura en la amplía sala.........
—Devuélvemelo — ordenó molesto
—Claro— con un simple tirón partí el cigarro a la mitad y lo puse en la palma de su mano.
Cerró con enojo su mano, y volteo a verme asesinamente.
— ¿Por qué no desapareces de mi vida?— dió un paso hacia mí para pronunciar con furia
— ¿Seguro que…— dí un paso hacia él reduciendo nuestra distancia a: Cero. —…Quieres que desaparezca?— Nuestras respiraciones se mezclaban debido a nuestra cercanía. Y nuestras miradas estaban tensamente conectadas.
Nuevamente yo tuve la iniciativa, y al contrario de la última vez, Gianluca no tardo en responder mi beso. Pasé mis manos por su cintura dejándolas en su espalda para así atraerlo aún más a mí.
Su lengua sin pudor alguno entro en mi cavidad, la recorría libremente y sin duda me encantaba. Me besaba de una forma tan intensa, que simplemente me atontaba.
Sus manos masajeaban mi cintura cuando una pequeña risa hizo que nos separáramos bruscamente.
— ¡Si son novios!— dijo Marko sonriente tapando su boca con sus pequeñas manos como tratando de retener su risa.
Volteé apenada a ver a Gianluca quien estaba rojo, no sé si por la pena o por el coraje.
Siendo sincera me asustaba un poco.
—No precioso…— hable evitando la fulminante mirada de Gianluca.
Me acerqué a él y me puse en cunclillas para estar a su altura.
—¿A que sí?— dijo sonriente —Los novios hacen eso— se rió tímido, no puede evitarlo y reí con él.
—No sirves para nada— me susurró Gianluca y tomó al pequeño alzándolo en sus brazos para después caminar hacia las escaleras.
Pensé que tal vez esto no iba a funcionar, lo único que estaba logrando era hacerlo detestarme más. Pero tampoco podía perder la apuesta. Había un difícil debate en mi interior. Hasta que finalmente llegue a una conclusión.
Seguiría intentando conquistar a Gianluca, pero no en su casa. No quería causarle problemas con su familia.
Me dí la media vuelta y tóme mi bolso junto con la mitad de las hojas de la guía.
— ¿Tan pronto te vas?— escuche detrás de mi justo cuando estaba por salir de la casa
—Creo que es mejor que terminemos el trabajo por separado— le contesté, me tocaba hacerme la víctima.
— ¿Qué? ¿Te cansaste de fastidiarme?
— ¿Yo? ¿Cansarme de fastidiarte?— pregunte irónica —Mira quién habla,
el que se la pasa ofendiéndome y diciéndome “Hueca”
—Solo digo la verdad— dijo engreído
— ¿Es lo que realmente piensas?— comencé a acercarme nuevamente, sus nervios se notaban a kilómetros debido a mi cercanía, mi nariz rosaba la suya y su respiración cada vez se aceleraba más, capturé delicadamente su labio inferior, pero no lo besé.
Sólo delineé su labio con la punta de la lengua.
—¿…Porque mira como te pone esta “plástica y hueca”?— solté una leve carcajada al notar el estado en el cual lo tenía.
Me giré hacia la puerta pero justo cuando giré la perilla, Gianluca me tomó fuertemente de la cintura girándome nuevamente sobre mis talones.
Puso rápido ambas manos en mi cuello atrayéndome bruscamente a sus labios.
Su forma tan intensa y pasional de besar me hacía sentir lo que José jamás logro.
Con un sólo beso Gianluca hacia una revolución en mi interior pero aquí las cosas se hacian como yo quería. Así que lo empuje lo más fuerte que pude alejándolo de mi fingiendo estar molesta y las hojas que traía en mis manos se las lancé.
— ¿Que te ocurre?— le grité indignada
— ¿Que te ocurre a ti?— me gritó enojado mientras veía todas las hojas en el piso.
—Como te atreves a besarme— le reclame ‘furiosa’
—Ah ¿entonces solo tú puedes hacer lo que se te pega la gana conmigo?
— volvió a acercarse.
—Asi es— golpeé suavemente su mejilla dos veces y abrí la puerta —Te veo mañana— dije y salí casí corriendo.
En todo el trayecto a casa no deje de pensar en el día tan no sabía cómo llamarlo.. desagradable, agradable, peor o maravilloso.. creo que tenía un poco de todo. Me había encantado conocer a los hermanos tan dulces de Gianluca y el beso que nos habíamos dado no dejaba de palpitar en mi boca.
—Bien…— pensé dejándome caer en mi cama— ya es un progreso que él me haya besado- no pude evitar sonreír estúpidamente al recordar sus labios sobre los míos.
Subí a mi auto, como todas las mañanas para dirigirme al colegio.
—Sabes… no hay nada que considere más estúpido que venir aquí en vestido y tacones— Gianluca caminaba rápidamente por los pasillos.
— ¿Estúpido?— reí —No sé porque consideras “estúpido” que me preocupe por verme linda— dejo de caminar riendo, pero yo seguí caminando como si nada.
—Por favor— dijo en tono de burla
—Tu no te preocupas por “verte linda”— hizo unas marcadas comillas con sus dedos
—…Tu te preocupas por ser mejor que las demás—
podía que tuviera algo de cierto lo que hablaba
—Solo es superficialidad — me miró con asco y me dolió como si me hubieran dado una puñalada por la espalda.
—Todas son iguales, tu… Linda, Veronica Bianca hasta Bella …—
—¿Nuevamente con las comparaciones?— dije
—Hasta el imbécil de José es igual— añadió
—¿Sabes a mí que me parece estúpido…?— le dije riendo mientras volteaba a verlo, pero sólo elevo los hombros como diciendo “No me importa”
—Aúnque no te interese te lo diré— sonreí
—A mi me parecen estúpidas las personas que adoptan un estilo de vida queriendo aparentar algo que no son.
— ¿Que es lo que me estas queriendo decir?— preguntó nuevamente deteniéndose con el ceño fruncido.
— ¿Yo?— me burlé y me detuve para verlo
—Yo no te estoy diciendo nada… pero meditali con suerte y el saco te queda…— continúe con mí caminar hasta entrar al salón.
Me senté en mi lugar de siempre y en cuestión de segundos tenia a Ignazio detrás de mi.
— ¿Y?— pregunto
— ¿Y qué?— le pregunte a Ignazio sin entender
—Comienzan rumores acerca de ti y de Ginoble.
—Hay Ignazio estas peor que una chica— reí
—Hey…— alargo —Yo no he escuchado nada aún pero Bella me contó
que Linda hablaba con los Vero y Bianca sobre ustedes dos. — Explicó
En ese momento imagine que podría aprovecharme de esa fama y de las habladurías que se estaban formando.
Pero depués pensé que tarde o temprano la verdad saldría a la luz.
—Pues no— le dije —Esto creo que será mas difícil de lo que planee—
confesé.
En el rostro de Ignazio se formó una victoriosa sonrisa.
—Pero eso no quiere decir que perderé la apuesta— agregué haciéndolo quitar esa altanera mueca de su rostro.
decidí ser sincera con Ignazio él no se merecía un engaño de mi parte. Y
si yo tenía que perder la apuesta lo haría.
Fuera de eso el día transcurrio de lo más normal. Como ya se estaba volviendo costumbre en vez de ser dos mosqueteros con Bella ahora eramos tres.
Después de todo ella resulto ser una buena chica. Se veía que adoraba a Ignazio y eso a mi me hacía muy feliz. A la hora de la salida Ignazio fue por su auto al estacionamiento que estaba del otro lado del campus y como no quería que Bella se cansará nos dejo a la entrada del departameto de Español mientras el venía con el auto.
—Tengo que reconocer que me tienes sorprendida Bella— dije sincera
—¿De verdad y como por que Zule?—
—Porque se puede decir que pasaste la prueba de fuego conmigo, una prueba que nadie había pasado antes. Ignazio es mi mejor amigo casi mi hermano y lo quiero mucho pero estoy segura de que tu lo harás muy pero muy feliz— sonreí.
—Ignazio es mi vida entera. Yo no se que fue lo que me dió pero es una persona de lo más especial. Me encanta su manera de ser y sus atenciones conmigo, sabe escucharme y aconsejarme cuando más lo necesito además de que tiene muy buen sentido del humor. Y a parte de ser mi novio lo admiro por ser la gran persona que es.— concluyó.
Mientras Bella me decía todas esas maravillas acerca de mi amigo, pude ver en ella el brillo de una mujer enamorada y no me quedo ni la menor duda de que lo amaba.
—Al menos Ignazio es feliz— Fue lo unico que pude pensar y sentí una gran alegría por que mi gran amigo por fin había encontrado alguién que valía la pena. Que bueno que las pasadas conquistas falsas no habían funcionado porque la vida le estaba guardando a él lo más especial.
—Amor.. — dijo Ignazio mientras le daba un beso a Bella interrumpiendo mis pensamientos de felicidad hacía él.
—Es hora de irnos ..— continuó
—Adios Zule— dijeron los dos al unisonó me dieron un gran abrazo y caminaron al auto.
Ignacio abrio la puerta para bella como todo un caballero... y a mi sólo se me ocurrió bromear diciendole....
—¿Desde cuando eres tan caballero Ignazio?
—Desde siempre— sonrió y me dijo adios con la mano
Me quede con una sonrisa en la cara por alguna razón estaba muy contenta.
Baje las escaleras y me disponía a caminar hacía mi auto cuando .....
— ¿Terminaremos el trabajo… o saldrás corriendo como ayer?— preguntó Gianluca.
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